La crisis laboral que atraviesa el mundo en la actualidad, debido a la pandemia que estamos enfrentado, se agudizará cada vez más por la falta de oportunidades laborales; En este sentido, el trabajo en casa, el teletrabajo o trabajo a distancia, se convirtieron en una opción que se potencia a partir de la evolución de las tecnologías de la información y las comunicaciones que, según cifras, se multiplicó por cuatro el número de trabajadores a distancia en nuestro país desde el 2012 hasta el 2018, pasando de 31.553 en el 2012 a 122.278 en el 2018; sin embargo, las cifras anteriores no son comparables con el incremento del primer semestre del año 2020 que muestran que un 98% de las empresas ya estaba operando de forma remota, según un estudio de la Federación Colombiana de Gestión Humana -Acrip-; de la misma forma, FASECOLDA manifiesta que de 10,4 millones de trabajadores registrados, se estima que entre 2 y 3 millones se encuentran trabajando a distancia.
Dentro del modelo digital del trabajo a distancia se han generado diferentes traumas para los trabajadores, ocasionando varios inconvenientes en el ámbito de la salud y la intimidad en su hogar y la limitación de la vida familiar/laboral. En este sentido, el trabajo en casa se ha unido a la economía del cuidado que desarrollan las mujeres, agudizando así su labor en esfuerzo y dedicación. La jornada laboral en casa se recarga con su responsabilidad como trabajadora y como madre, asunto que implica la comprensión del núcleo familiar, un reto para la familia que debe asumir unos nuevos roles de apoyo en el trabajo y de mayor autonomía, flexibilidad y movilidad de todos sus integrantes para no interferir en el trabajo a distancia pero manteniendo el calor y la unidad familiar en un ámbito de cooperación.
Adicionalmente, con todo lo anterior, el trabajador debe lidiar con los diferentes aparatos tecnológicos y redes como lo es el whatsapp, el correo corporativo, el celular, estar pendiente de las reuniones virtuales por la diferentes plataformas, permanecer conectados en determinados tiempos y permanecer atento, asunto que se agrava con las dificultades de conectividad cuando el trabajador no cuenta con un buen plan de internet, sin dejar a un lado que las empresas no estaban preparadas para asumir este reto y eso hace que las plataformas vivan colapsadas debido a la alta demanda; Estas inesperadas situaciones generan un alto grado de estrés; igualmente, los espacios para pausas activas para interactuar con los compañeros prácticamente son inexistentes, el encierro en casa ha convertido a los trabajadores en seres solitarios, debido al confinamiento y falta de oportunidades para cambiar de ambientes, aspectos que causa el cansancio auditivo y otros problemas de salud.
De esta forma, resulta cada vez más complejo hacer efectivo el derecho a la desconexión y la consecuente limitación de los tiempos de disponibilidad laboral, aumentando el poder y control patronal en contextos de digitalización y automatización.
En conclusión, el trabajo a distancia afecta a todos y todas las trabajadoras del mundo y de diferente condición, pero en particular, las mujeres amas de casa y cabezas madres de familia, se afectan en mayor proporción al asumir su responsabilidad laboral en casa, en el ambiente familiar. Por supuesto que este es un problema social y económico que compete también al estado y a los empresarios que tendrían que garantizarle a esta población un trabajo estable o decente y garantizando sus derechos fundamentales en general; sin embargo, es de vital importancia concientizar a la familia compartir responsabilidades en casa para poder conseguir un equilibrio y lograr un balance entre el cumplimiento de las responsabilidades laborales y un sano desempeño en la vida doméstica que solo es posible con una buena comunicación y comprensión en estos tiempos.
Por: John Andrés Pérez
UNEB
Descarga en PDF